domingo, 31 de julio de 2011

El Presupuesto 2012

La única ocasión en que el Congreso de la República logra importantes modificaciones al presupuesto público propuesto por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), es cuando llega un nuevo gobierno.
Incluso se reajusta hacia arriba el propio monto de referencia del Presupuesto Institucional de Apertura (PIA). Por eso la Comisión de Presupuesto y Cuenta General de la República es clave este año en el que tenemos cambio de mando. Y el liderazgo necesario para la presidencia de esta Comisión, además de tener experiencia en este tema, necesita la suficiente muñeca política como para lidiar con las inercias del MEF, al tiempo que negocia con la oposición congresal.
Pero hoy la tarea se complejiza más. Pues a la cabeza del MEF se encuentra el mismo que desde marzo de este año empezó a cocinar un presupuesto con una orientación completamente diferente a la de la Gran Transformación. Miguel Castilla, viceministro de hacienda de García y hoy Ministro de Economía recién jurado de Humala, viene con una lógica de ajuste que debe cambiar drásticamente si quiere estar a tono con la oferta electoral de Gana Perú.
Pues, además del inicio de Pensión 65 y los programas sociales ofrecidos en campaña, tendrá que garantizar la inversión en educación, salud, nutrición infantil, mejorar las condiciones de los trabajadores estatales y otras demandas sociales postergadas.
Felizmente que en los últimos dos años, la bancada nacionalista ha tenido un papel destacado en el debate presupuestal, presentando verdaderos presupuestos alternativos a manera de dictámenes en minoría a los proyectos oficialistas de presupuesto, equilibrio financiero y endeudamiento, partiendo de una estimación propia de las cifras macroeconómicas como la proyección del crecimiento y las metas de inflación. Esta tarea fue hecha de la mano de organizaciones sociales reunidas en el Grupo Nacional de Presupuesto Público.
En estos documentos, sustentados por los nacionalistas en noviembre del 2009 y 2010, se costean las pensiones no contributivas, los bonos habitacionales necesarios para reconstruir Pisco, el aseguramiento universal de salud, el incremento en ciencia y tecnología, y hasta reparaciones para las víctimas de la violencia interna, demostrándose que con una reorientación de 5 mil 400 millones de soles cada año (un 1.4% del PBI aproximadamente) se pueden hacer grandes cosas.
Con un enfoque distinto de lo que ha sido la distribución de la torta presupuestal por años, hoy se puede dar un golpe de timón y convertir el presupuesto nacional en una herramienta de inclusión y desarrollo.

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