domingo, 22 de julio de 2012

Un año después

La propuesta y equipo económico del frente Gana Perú era lo más sólido que tenía el candidato Ollanta Humala para enfrentar las elecciones. Porque cuando el ahora presidente era considerado un ultra antisistema que hacía temblar al statu quo nacional, un grupo de economistas heterodoxos encabezados por Félix Jiménez le dieron el sostén programático complementario al carisma del líder nacionalista. Incluso, muchos quienes dudaban de un mi-litar que decía estar en el campo popular, apostaron por él, precisamente por los profesionales que lo acompañaban.
La gran transformación de la economía -satanizada por los grandes medios del poder financiero y minero- apuntaba a acabar con la lógica auge-declive de la economía peruana. Resumida en un par de palabras es: “acumulación de capital nacional”, o siendo más breve: “industrialización”. Consistía en dejar progresivamente, pero empezando de una vez, el modelo primario exportador peruano que nos hace dependientes en gran medida de la demanda externa hoy en crisis, e impulsar la demanda interna que hoy se abre paso sin que hayan políticas públicas para tal fin, sino más bien por el punche del peruano emprendedor.
No hay nada de socialismo allí. Para los confundidos que se dejan arrastrar por la propaganda de Palacios, De Althaus y compañía, la economía nacional de mercado es totalmente smithiana, y en el país su primera tarea era vencer las restricciones de mercado, tecnología, infraestructura, financiamiento y calificación que peruanos y peruanas tienen en su contra todos los días.
Una de las propuestas era un mercado de capitales en serio en el Perú. Por ejemplo, la creación de bonos hipotecarios. En un país en el que el sector construcción atraviesa un boom, es fundamental reconstituir los instrumentos financieros que permita a constructores y familias acceder a financiamiento barato para la casa propia. Incluso las AFP podrían obtener excelente retorno para los fondos previsionales allí. Cosas como estas, apuntaban a que la fiesta no siga siendo solo de los bancos, que siguen prestándose de bancos del norte a tasas de cero por ciento para colocarlas en el negocio inmobiliario y ganar millones.
Otra era promover el mercado interno. El otrora equipo económico del candidato Humala, sabía bien que eso se consigue elevando salarios y pensiones, para empezar a dejar de ser un país de misios. Por eso se pensó en una reforma multipilar pensionaria en la que había un pilar contributivo y otro no contributivo, de tal manera que ningún anciano se quede sin jubilación y que además el monto sea digno. Así nació Pensión 65, hoy convertida en la caricatura de 125 soles a unas decenas de miles de ancianos en extrema pobreza, cuando tenemos más de un millón sin ingresos, ni renta.
También se planteó subir de un solo golpe 150 soles el salario mínimo, estableciendo el mecanismo de reajuste periódico de las remuneraciones para no dejarlo solo a la voluntad del gobernante.
Aún recuerdo cuando se pensaba en acabar con la subsidiariedad estatal para recuperar el control de los sectores estratégicos como el gas, el agua y el oro. Y eso se defendió en el debate técnico de la segunda vuelta. Los grupos de poder estaban en alerta.
Un año después, saque usted mismo sus conclusiones.

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