domingo, 30 de octubre de 2011

Anamper y el Programa 65

El jueves me invitaron a un taller de la Asociación Nacional de Organizaciones de Adultos Mayores del Perú (Anamper). Los mismos que han sido y son los principales impulsores (desde el ámbito social) de las pensiones no contributivas para todos los mayores de 65 años sin jubilación porque no alcanzaron los aportes suficientes, o porque nunca tuvieron a su alcance los mecanismos para aportar a la seguridad social.
Fue Anamper la que, en coordinación con la bancada nacionalista y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), impulsó el proyecto de ley Nº 4213, que establecía la pensión no contributiva con carácter universal, solidaria y vitalicia a sola condición de que los mayores de 65 no tengan ningún ingreso público o privado, ninguna pensión de la ONP o de las AFP, y que residan en el país durante los últimos tres años.
Este proyecto fue dictaminado favorablemente en el Congreso de la República durante el periodo anterior pero no llegó a ser votado en el pleno.
Fueron los dirigentes de Anamper los que incidieron para que en la campaña electoral, Ollanta Humala recoja la propuesta como una de sus principales banderas de gobierno.
Y una vez asumida por el entonces candidato, los marketeros políticos que lo asesoraron tuvieron el acierto de llamarla Pensión 65, con el que fue difundida entre la población mediante un muy bien hecho spot publicitario.
Por ello, Anamper es una de las pocas organizaciones sociales que tiene un acta de compromiso firmada por el hoy presidente, en la que se obligó una vez llegado al poder, a implementar por primera vez la pensión no contributiva en el Perú.
Es por estas razones que cualquiera hubiera esperado encontrar a los delegados de Anamper que llegaron de todo el país a su taller nacional, celebrando porque la semana pasada se publicó en el diario El Peruano dos decretos, uno supremo y otro de urgencia; el primero con el diseño de Pensión 65, y el segundo con las medidas financieras para que se implemente desde este año.
Pero no fue así, porque Pensión 65, tal y como se ha lanzado, no es una pensión, sino un programa de asistencia solidaria solo para pobres extremos de acuerdo a los criterios del Sistema de Focalización de Hogares.
Y para los dirigentes de Anamper, con los cuales coincido, se trata en realidad de una simple ampliación en 25 soles del Bono Gratitud del gobierno aprista, rebajando la edad de los beneficiarios de 75 a 65. Aunque inicialmente solo para 6 regiones.
Ellos al igual que yo, lamentamos que la esperada Pensión 65 no se enmarque dentro del Sistema Nacional de Pensiones, porque éste es un tema de inclusión de la población en el derecho a la pensión, y no un tema de pobreza.
Qué pena que se haya perdido una oportunidad más de discutir en serio la reforma pensionaria que se cae de madura en el Perú.
Muchos de los ancianos dirigentes con los que compartí la tarde del jueves no tienen ingresos y viven aún de su trabajo, con el que también financian su militancia en el movimiento de adultos mayores. Pero ellos no recibirán nada.

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