domingo, 19 de mayo de 2013

La gran transformación de MEO

Esta semana conversé largo rato con Marco Enríquez Ominami (MEO), candidato del PRO (partido progresista) a la presidencia chilena en los comicios de este año y quien visitó Lima para dar una conferencia.
Es la segunda vez que MEO postula con una propuesta que se aleja del statu quo instalado en nuestro vecino del sur desde el golpe de Pinochet.
Asamblea Constituyente, cambio de modelo económico, eduación pública y gratuita, reforma tributaria para que paguen más los ricos, integración con Unasur, mar para Bolivia, matrimonio igualitario, entre otras de sus banderas políticas, lo colocan bien a la izquierda de la Concertación que quiere que Bachelet repita el plato.
Y si bien su eslogan: “Chile quiere más” reconoce aspectos positivos del Chile actual, no podemos negar que es visto todavía (aunque menos que en 2009) como el candidato antisistema.
Mientras escuchaba su plan de gobierno, en el que destaca la ruptura de la Jaula de Hierro (como él llama a la Constitución pinochetista de 1980), no podía dejar de establecer varias similitudes con el plan de la Gran Transformación del candidato Ollanta.

De hecho, tanto MEO como Ollanta vienen de familias de izquierda radical, aunque ni MEO ha sido militar, ni Ollanta ha tenido experiencia parlamentaria. Aunque MEO es mucho más locuaz y culto que Ollanta, ambos ingresaron muy jóvenes a la primera división de la política con una postura de cambio y fundaron sus partidos con cuatro gatos, logrando atraer luego a miles.
En efecto, hoy el PRO se está consolidando. Ha ganado varios gobiernos locales, especialmente en el norte chileno, donde destaca la alcaldía de la limítrofe (y experuana) Arica.
Territorios que antes eran peruanos o bolivianos como Calama, Pozo Almonte, Tocopilla y Tierra Amarilla han abrazado el progresismo de MEO. Es ahí donde su propuesta de una alianza trinacional -base de su “mar para Bolivia”- empieza a ganar pueblo.
Pero lo más interesante de MEO es el cambio de modelo económico. Él señala que como Chile está en un momento de abundancia, es propicio hacer cambios estructurales a su modelo de desarrollo. En sus propias palabras, significa dejar de ser esclavo del cobre.
MEO apuesta por la inversión agresiva, en eso que se llama I+D (innovación y desarrollo), lo que no es otra cosa que meterle candela a la investigación científica con miras a diversificar la producción y darle mucho más valor agregado.
No es descabellado pensar que MEO pase a la segunda vuelta junto a Bachelet, ahora que la alianza derechista chilena está debilitada tras el gobierno de Piñera. Pero si MEO gana, allí veremos qué tan sólidas son sus convicciones y qué tan democrático es el sistema chileno. Algo que ya vimos en el Perú.

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